jueves, 24 de mayo de 2012

2º de Bachillerato: Evaluación y conclusiones

Ahora que llega a su fin el curso 2º de Bachillerato parece el momento oportuno para evaluar el funcionamiento de la propuesta que habíamos hecho para este año y que ya explicamos en otra entrada de este blog. Para ello hemos elaborado un cuestionario de evaluación y vamos a comentar ahora los resultados obtenidos.

La mayoría de las preguntas consistían en calificar de 1 a 5 distintas afirmaciones. Para comentarlas, consideraré que el alumnado muestra su acuerdo con las calificaciones 4 y 5 y, entre paréntesis, aparecerá la calificación media. 

Sobre la propuesta metodológica

El 94 % de los alumnos (4,27) considera un acierto la división de las tres clases semanales de la asignatura en comentario de texto, lengua y literatura, pues reproduce las partes en que se divide la PAU. Como ya dijimos, esta división pretendía introducir el comentario crítico de textos en la práctica semanal de la asignatura en virtud de la importancia que tiene en la PAU (60% de la calificación final) y asignaba idénticos tiempos a los contenidos de lengua española y literatura.

Sobre los comentarios de texto

Sólo un 44 % del alumnado (3,33) considera suficientes los comentarios de texto propuestos durante el curso. En un principio, la propuesta consistía en elaborar previamente y exponer en clase (por parejas) comentarios a distintos textos propuestos (veintidós en el curso, además de los que propusieron en los seis exámenes del curso), lo que servía para realizar una corrección general, válida para toda la clase. Sin embargo, entre los motivos esgrimidos para esta escasa puntuación se solicitan más correcciones por parte del profesor (tanto orales como escritas) así como más trabajo individual sobre distintos textos.

Creo que la propuesta de textos ha sido suficiente y abarcaba la totalidad de los textos susceptibles de aparecer en la PAU. Sin embargo, reconozco que no ha funcionado como esperaba, ya que una gran parte de su eficacia se había dejado en manos de la autonomía del trabajo y del aprendizaje y eso, en un curso tan exigente como este de bachillerato, ha podido desviar parte del tiempo para dedicarlo a otras asignaturas. Por poner un ejemplo, algunas exposiciones orales de los comentarios se hacían sobre textos que el resto de la clase no había leído ni intentado comentar, por lo que las correcciones que pudiera hacer el profesor servían a muy pocos.

Para el 44 % (3,5) exponer oralmente los comentarios de texto les ha ayudado a hacerlos mejor en los exámenes, y para el 56 % (3,77) ha supuesto mejorar la forma de hablar en público. Para el 77 % (4,05) preparar el comentario con tranquilidad le ha supuesto profundizar más en los textos, actividad claramente beneficiosa cuando se trataba de obras de lectura obligatoria.

Como propuesta de mejora estaría la confección de un calendario más exigente que limitase en parte la autonomía del trabajo con los textos, con el fin de asegurar un mínimo de textos comentados previos a cada examen.

Sobre los temas de Literatura

Los temas de literatura española que se han ido colgando en el wiki de la asignatura se consideran de una extensión adecuada para responder con ellos a las preguntas de los exámenes por un 84 % del alumnado (3,94). Sin embargo, un 55 % (3,38) ha echado de menos más explicaciones del profesor sobre los distintos periodos literarios (al parecer, porque los temas resumidos se apreciaban como algo descontextualizado y, a menudo, de desarrollo confuso) y un 34 % hubiera deseado leer más textos literarios en clase (3,22).

Las secuencias didácticas REDsidencia de Estudiantes y PrensaV han parecido "atractivas y apropiadas para el curso" al 78 % de los alumnos y alumnas (3,83).

En este apartado veo necesario revisar el temario elaborado y mejorarlo o completarlo con otros textos distintos, así como realizar mapas conceptuales que engloben los diferentes periodos y autores con idea de evitar las discontinuidades que se dan entre unos temas y otros (la ponencia de la PAU fracciona la literatura española del siglo XX en tres periodos, a partir de los años 1939 y 1970, y en los tres géneros literarios principales, lo que produce esas desconexiones).

Sobre las lecturas obligatorias

El 83 % del alumnado dice haber leído todos los libros de lectura obligatoria y sólo el 17 % reconoce que ha dejado de leer algún título. Mucho se puede debatir sobre la idoneidad o no de que las lecturas sean obligatorias y sobre la elección de determinados títulos, pero no es este el lugar. Entiendo que la ponencia de la PAU deba seleccionar algunos textos comunes con la intención de unificar el trabajo de los centros ante la prueba. De hecho, es de ahí de donde surge la auténtica obligatoriedad, que he pretendido que fuera más una elección personal que otra cosa. Es decir, que para afrontar con una mayor seguridad y grado de conocimiento la PAU el alumnado debe haber leído y comprendido estas obras literarias.

Por tanto, he creído suficiente la exigencia de la ponencia y no he querido programar actividades que, como los exámenes de lectura, no contribuyen directamente a una mejor comprensión del texto literario. De hecho, las actividades programadas en torno a la lectura de los textos han sido valoradas positivamente por un 95 % del alumnado (4,61), que rechaza rotundamente los controles de lectura: sólo un 17 % los prefiere (1,83) sobre otras actividades de tipo más creativo.

Sobre los exámenes

Siempre me he preguntado en base a qué criterios selecciona el alumnado la opción, de las dos posibles en la PAU, que va a contestar. Pues bien, lo he preguntado en el cuestionario y resulta que deciden primero en función del texto que tienen que comentar (opina así un 61 %, frente a un 33 % que lo hace por la pregunta teórica), después se fijan en la pregunta de teoría (61 %) y, por último, en la cuestión de lengua española o análisis sintáctico (89 %).

Los exámenes a los que han tenido que enfrentarse les han parecido de una dificultad media al 62 % del alumnado.

Sobre la evaluación y la calificación

Un 67 % (3,72) se ha mostrado conforme con la ponderación de cada una de las partes que han contribuido al cálculo de la calificación final: exámenes (70 %), comentarios de texto (10 %), literatura (10 %) y lecturas obligatorias (10 %); aunque sólo un 39 % (3,16) está satisfecho con la calificación obtenida y, de los que no lo están, la mayoría cree merecer una mejor calificación a la vista del trabajo que han venido desarrollando durante el curso.

Entre las novedades introducidas en la evaluación, un 83 % (4,16) valora positivamente su participación tanto en la propia evaluación (4,16) como en la evaluación de sus iguales (4,05).
Todo el grupo valora muy positivamente (4,83) tener a su disposición permanente la hoja de calificaciones. En esta ocasión se trataba de una hoja de cálculo de Google Docs publicada en la web, que estaba adaptada de esta plantilla de @jjdeharo.

Tres aspectos positivos

El cuestionario se cerraba con dos preguntas de respuesta libre en las que se pedía que indicasen tres aspectos positivos y tres negativos del curso.

Entre los aspectos positivos que ha resultado muy gratificante descubrir que han encontrado especialmente amenas y dinámicas las clases, algo impensable a priori con un grupo de ciencias y con una asignatura a veces difícil como esta. Creo que este dinamismo se basa en dos de los pilares sobre los que he querido basar la propuesta y que ellos y ellas también valoran positivamente: la exposición oral de los comentarios de texto y las secuencias didácticas con metodología PBL. En la misma línea de aceptación se encuentra el trabajo con los libros de lectura obligatoria, "que nos permitía leerlos con más tranquilidad y sin el estrés de tener un examen sobre el libro".

También indican como elementos positivos la organización de las clases, la estructura de los exámenes (similar a la PAU, incluso con dos opciones), el wiki con todo el material del curso o la publicación de las calificaciones.

Me ha sorprendido comprobar cómo muchas respuestas hacen referencia a la mejora del ambiente de clase, la interacción entre compañeros y compañeras, el fortalecimiento de los lazos y redes entre el alumnado, como resultado que se desprende del uso de esta metodología (aunque no buscado en un principio, sólo como estrategia didáctica).

Tres aspectos negativos

Siempre se echa en falta más tiempo para profundizar y, especialmente, más explicaciones. En el caso de la literatura, esta ausencia se transforma en falta de motivación para estudiar los temas, que, como ya dijimos antes, se descontextualizan y desconectan. Es una de las cuestiones que necesita de una mejor planificación para cursos venideros.

Lo mismo ocurre con los análisis sintácticos, muy complejos, de oraciones extraídas de los textos que se comentan y, por ello, ejemplos de la lengua real. Tampoco son suficientes las explicaciones que, irremediablemente, no pueden abarcar todos los casos y posibilidades.

Un caso parecido es el de los comentarios de texto: también parecen pocos para una parte del alumnado y, sobre todo, se echa en falta una receta para enfrentarse al comentario de cualquier texto posible.

En los tres casos se trata de falta de tiempo. Tres horas semanales son insuficientes para el currículo y la preparación de la PAU y el profesor tiene que optar por emplearlo en unas u otras actividades, que el alumnado puede no considerar las más adecuadas. En este sentido, hay dos encuestados que critican el empleo de este tiempo escaso en actividades que consideran "más adecuadas [...] para algún curso inferior", tiempo que se debía haber empleado "para prepararnos para selectividad". También hay quien lamenta un excesivo uso de las TIC.

Algunos entrevistados consideran difíciles los exámenes, duras las correcciones, oscuros los criterios de evaluación y "quisquilloso" al profesor a la hora de corregir.

En una última entrada comentaré las califiaciones obtenidas durante el curso y en la PAU de junio e intentaré extraer conclusiones de ello. 

miércoles, 16 de mayo de 2012

Una lectura periodística de Los girasoles ciegos

En otra entrada tengo que contar mis impresiones sobre el Máster de Profesorado y la forma en que se está desarrollando en Sevilla. Aquí me dedicaré a publicar el proyecto que la alumna tutorizada este curso ha desarrollado en el aula.

Reyes de la Escalera Cabrera (aún no está en Twitter, pero os invito a conocer su interesante blog en construcción) ha estudiado Comunicación Audiovisual y Máster en Dirección de Comunicación y Protocolo y ha trabajado en varios medios de prensa y radio de la capital. Ahora ha decidido ser profesora de Lengua Castellana y Literatura (¡con la que está cayendo!) y para ello viene preparándose con el Máster de Formación de Profesorado de Educación Secundaria (MAES) de la Universidad de Sevilla. Para la fase de prácticas le fue asignado a mi centro y me corresponde tutelar su aprendizaje.

Normalmente dejo que sean los alumnos y alumnas del MAES quienes decidan en qué grupo actuar y qué temas de entre los posibles desarrollar en sus secuencias didácticas, y no suelo inmiscuirme demasiado en la manera de intervenir en el aula. Sin embargo, este año, desde un principio, decidí que no iba a ser así.

Para ello me basaba en la convicción de que el alumnado universitario está acostumbrado a exponer oralmente temas ante un auditorio más o menos novedoso, por lo que una propuesta de intervención basada, como tradicionalmente, en el proceso presentación-practica-producción no parecía la más adecuada, especialmente cuando en el grupo escogido estábamos trabajando de forma diferente. Así que propuse a Reyes preparar un proyecto de aprendizaje basado en la metodología PBL y ella aceptó entusiastamente.

Y así nació PrensaV, un proyecto de creación de periódicos a partir de la lectura previa de Los girasoles ciegos, el libro de relatos de Alberto Méndez, que es una de las lecturas obligatorias para la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU).

La idea de la que partimos no es nueva (ya aparece algo similar en el blog de Virginia y, mucho más ambicioso, en el proyecto Reporteros del Medievo, de Silvia González Goñi, Mª Carmen Barcos y Blanca Martínez). Sin embargo, en el trabajo de Reyes la ficción es doble: reporteros ficticios sobre personajes también ficticios. Además, también se añade la novedad del periodo histórico, tan cercano y aún tan generador de polémica.

El alumnado se dividió en pequeños grupos que adoptaron las funciones de los miembros de una redacción periodística: director/a, Redactor/a jefe, redactor/a, cronista, etc. La materia sobre la que versarían los textos periodísticos, sin embargo, debía ceñirse al mundo imaginado por Alberto Méndez en su obra, a sus personajes derrotados y a la sociedad española de la posguerra civil. La actividad obliga a adoptar puntos de vista ajenos, a menudo ideológicamente muy lejanos, para acceder a una realidad siempre cambiante.

Os recomiendo que visitéis las distintas páginas del wiki donde explica las tareas para comprender mejor en qué consiste el trabajo. La evaluación se basa en una rúbrica compleja, que sirvió también como guía del aprendizaje de los alumnos y alumnas, y un cuestionario de autoevaluación.

De los textos elaborados se extrajeron posteriormente los ejemplos que sirvieron para explicar las características lingüísticas de los textos periodísticos:

La actividad fue evaluada muy positivamente por los alumnos y alumnas participantes, que bucearon por el momento histórico para intentar explicarse los numerosos interrogantes que genera un conflicto de este tipo. Este proyecto coincidió en el tiempo con el estudio de la Guerra Civil y el Franquismo en la asignatura Historia de España.

Estos son los periódicos que se publicaron:




lunes, 7 de mayo de 2012

El masculino puede ser sexista

En los últimos meses se ha avivado la polémica sobre el sexismo de la lengua española. El informe, para algunas (y algunos) panfleto, de Ignacio Bosque, reconocido gramático de la Real Academia Española, ha sido tomado como la posición oficial de esta institución en este tema y, por tanto, ha recibido no menos sesudas réplicas en todo tipo de formatos.

No pretendo tratar aquí profundamente mis ideas sobre el tema, aunque sí me gustaría dejar claras una serie de premisas:
  • En una sociedad que aún discrimina por múltiples razones (entre ellas el sexo o género), todas las iniciativas que tiendan a extender una igualdad real entre todo tipo de personas goza, de antemano, de mi simpatía y, muy posiblemente, de mi apoyo.
  • Como estudioso de la lengua, sé que los individuos difícilmente podemos modificar en unos pocos años usos lingüísticos establecidos durante cientos de ellos; pero también sé que la lengua es un organismo vivo y cambiante que refleja los usos sociales y la ideología de quienes la hablamos.
  • En el momento actual, sin necesidad de violentar la sintaxis ni la morfología, existen procedimientos suficientes para visibilizar a todas y a todos, aunque en determinados contextos siga siendo necesario utilizar recursos poco económicos en virtud del beneficio que se pudiera obtener (por ejemplo, en educación).
Sirva esta introducción para ubicar mi postura ante las actividades que os quieto comentar. Aparecen en el libro de Lengua Castellana y Literatura para 1º de ESO de la editorial Anaya, escrito por Salvador Gutiérrez, Desirée Pérez y Joaquín Serrano y publicado en 2011.
En un taller de escritura sobre la entrevista, se proponen actividades de vocabulario relacionadas con las profesiones (página 160), ya que muchas de las personas interesantes que podemos entrevistar lo son en virtud de la profesión que ejercen. Pues bien, todas las profesiones propuestas aparecen, bien en masculino (locutor, maquillador, presentar, mezclador de sonido, redactor, fotógrafo, programador informático, diseñador gráfico, enfermero, costurero, cardiólogo, entrenador, diseñador, arquitecto, cirujano, sastre, profesor, zoólogo, carpintero, juez, agricultor), bien son sustantivos comunes en cuanto al género (cámara de televisión, periodista, anestesista, masajista, modelo, alpinista, escayolista, pediatra). Como se puede percibir, hasta las actividades más tradicionalmente desempeñadas por mujeres aparecen como masculinas (maquillador, costurero, enfermero).

Creo que debemos denunciar que siguen publicándose ejercicios de este tipo, que hacen un flaco favor a la causa de la igualdad real de género y que se esconden tras una concepción falsa de lo que es en español el masculino como elemento no marcado. El masculino, en estos casos, marca y, en las conciencias de nuestras alumnas y alumnos, marca permanentemente. Pero no me atrevo a decir que el español sea machista, aunque sí propongo que desterremos el uso machista del español.

Desde nuestras clases de lengua podemos tener especial cuidado en los textos que se seleccionan, en las oraciones que se analizan, en los autores y autoras que se estudian o que se esconden. Aprovechar nuestros conocimientos de la lengua para hacer visible a quienes deban ser visibles en cada contexto. Cambiar el currículo oculto actual por otro creado de nueva planta y sesgado a favor de la igualdad real.

Propongo que publiquemos en nuestros blogs cómo enfrentamos en clase este tema y difundamos las entradas en Twitter con el hashtag #lenguaNOsexista.