sábado, 8 de diciembre de 2012

El largo recorrido de la REDsidencia de Estudiantes (I): Jornadas #pblesp12


Hay tres hitos importantes en el desarrollo del proyecto REDsidencia de Estudiantes.

1. La idea inicial surgió en una conversación con Charo Fernández (@yalocin) durante un curso sobre redes sociales y educación dirigido por Tíscar Lara (@tiscar) en la sede malagueña de la Universidad Internacional de Andalucía (julio de 2010). Desde mi punto de vista, más que como herramienta de contacto entre el alumnado y profesor o como lugar para la gestión de grupos, las redes sociales debían ser útiles también para el aprendizaje de contenidos curriculares. El ejemplo que propuse fue la creación de una red social de los poetas de la Generación del 27. En esta misma línea se han producido otras experiencias como Tuenti de Bohemia o El Lazarillo en Twitter.

2. En julio de 2011, durante las I Jornadas Estatales de Aprendizaje Basado en Proyectos y Metodologías Activas, celebrado en Donosti, encontré las bases teóricas para el desarrollo del proyecto en la metodología PBL, lo que me permitiría articular las distintas tareas en la consecución de un único producto final.

3. El  acontecimiento posiblemente más importante ocurrió a principios del curso 2011-2012, cuando  empezaron las clases del grupo 2º de Bachillerato A. Se trataba de un grupo de alumnos que, en su mayoría, ya habían estado conmigo en 4º de ESO, por lo que presentaban todas las ventajas del conocimiento mutuo previo (ved sobre ello la reciente entrada de @tonisolano y los comentarios de otros profesores a la misma). Además, coincidíamos en el interés por el uso de las redes sociales, en especial Twitter, en la que estaban iniciándose.

En resumen, se trata de la confluencia de una idea o propuesta de aprendizaje, una metodología para llevarla a cabo y un grupo de alumnos y alumnas dispuesto a asumir dicha propuesta. Y es esto último lo que quiero resaltar: son los alumnos los que desarrollan los proyectos. El éxito (o fracaso) de un proyecto reside en que el alumnado haga propia la propuesta del profesor, quien tendrá que ajustarla en base a las personas a las que va dirigida. Aunque el tema de un proyecto no se encuentre, en principio, entre las preferencias del alumnado, es posible que sea asumido como propio por otras cuestiones, por ejemplo, una secuencia de tareas atractiva, con actividades cuyo procedimiento sí tenga cabida dentro de sus círculos de interés.

Algo así ocurrió el curso pasado (y posiblemente, por diversos motivos, no ocurrirá este curso); encontré a los alumnos que necesitaba el proyecto que llevaba un tiempo pensando (que viene a ser lo mismo que afirmar que los alumnos desarrollaron un proyecto que desconocían llevar dentro) y se produjo ese ajuste entre propuesta didáctica y persona que se llama "aprendizaje" y que, por más que teoricemos sobre ello, sigue teniendo algo de mágico.

Por todo esto, cuando se convocaron las II Jornadas de Aprendizaje basado en proyectos y Metodologías activas de Sevilla y me decidí a presentar allí la experiencia de la REDsidencia de Estudiantes, sólo contemplaba la posibilidad de que fueran ellos y ellas quienes contaran lo que habían hecho, en parte porque, a pesar de los cuestionarios de evaluación que rellenaron en su momento, quería saber de sus propias palabras y transcurrido cierto tiempo lo que había supuesto esta experiencia.

Tuve la suerte de que en este curso, por distintos motivos, se encontraban repitiendo la asignatura algunos de los alumnos que construyeron la REDsidencia (Cristina Jiménez, Mª del Mar Muñoz, Marta León y Alberto Murillo) y que inmediatamente se mostraron dispuestos a participar. También recurrimos a Alba Pérez Dalí, que tanto había disfrutado en el papel de su "pariente" Salvador. Sólo les dije que contaran el proyecto desde sus puntos de vista, les expliqué el entorno en que deberían hacerlo y les recordé otras entradas de este blog donde podían consultar los resultados de la evaluación de la actividad. Ellos se organizaron y se repartieron los temas que tratarían, el tiempo y el orden de sus intervenciones.

El 30 de noviembre estaba prevista la exposición, en una mesa junto a Manuel Jesús Fernández, Anna Sorolla y Manuel López. Tras la presentación de Ainhoa Ezeiza, hice una breve reseña del proyecto y luego di la palabra al alumnado. En ese momento comprendí que los proyectos, en cierta manera, no concluyen en el aula, que tienen una vida más allá de ella en sus protagonistas y en las competencias que desarrollan. Que el desparpajo con que se expresaban ante un auditorio de adultos profesionales de la educación en todos sus niveles era también, en cierto modo, deudor de la autonomía y el aprendizaje adquirido con el proyecto.  Con una normalidad digna del mejor de los conferenciantes, uno a uno fueron elaborando sus discursos complementarios y encadenados, resaltando aspectos positivos (sobre todo) y poniendo en evidencia los negativos. Subrayaron como cuestiones más valoradas la relajación que suponía esta forma de trabajar dentro de un curso muy exigente y las bondades del trabajo colaborativo, en especial la mejora del conocimiento mutuo entre los participantes, así como la constatación de que el aprendizaje adquirido era un aprendizaje de calidad, que contribuyó eficazmente a la realización de la Prueba de Acceso a la Universidad.

Debo confesar que me sorprendieron muy gratamente, que en clase no se preparan tanto y tan bien las intervenciones y que recurren a la lectura; también que sus opiniones coincidían con las de la evaluación que hicieron de la actividad (aunque es grato escucharlos cuando lo cuentan y después de unos meses) y que fueron portavoces de todas las posturas generadas por el la propuesta, las propias y las ajenas.

Noté que el auditorio disfrutaba con sus explicaciones. Fueron muchas las preguntas que les hicieron, la mayoría en la línea de confirmar que la metodología PBL cumple sus objetivos y que el aprendizaje es así mucho más significativo, es una experiencia vital y, por tanto, inolvidable. Quizá el momento más inesperado fue cuando Alba animó a los presentes a seguir trabajando de esta forma, a seguir siendo unos "locos" arriesgados, pues desde su experiencia como estudiante de Medicina echaba en falta una serie de competencias profesionales (de trabajo en grupo, especialmente) y le sobraban muchos de los contenidos que había tenido que memorizar en Primaria, Secundaria y Bachillerato. De estas palabras se han hecho eco alguna de las crónicas de las jornadas, como las de @manueljesusF o @jlred1978.

Del resto de las jornadas poco puedo contar, porque tuve que abandonarlas y seguir con el largo recorrido de la REDsidencia, ahora en Madrid. Sé que supusieron un trabajo casi inhumano para Ainhoa (@ainhoaeus) y Juanjo (@eraser) y que, a pesar de las dificultades que suponía la doble sede, las fechas de celebración y los recortes (que también tuvieron su protagonismo), han permitido mantener viva la llamita de este cambio metodológico que pretendemos los que seguimos el hashtag #pblesp. Estaremos a la espera de #pblesp13, que seguro que llega también con suculentos platos.

Es un orgullo compartir con vosotros la magia del aprendizaje. Los ángeles Mª del Mar, Alberto, Marta, Cristina y Alba. 

8 comentarios:

José Luis Redondo dijo...

Enhorabuena por la entrada y por el relato. Me ha recordado una frase que leí hace un tiempo "Cuando el alumno esta listo reconoce al maestro", aunque en este caso se debería utilizar "Cuando el alumno esta listo reconoce al proyecto".

Un saludo.

Carmen Iglesias dijo...

Enhorabuena a ti y a tus alumnos. Habéis demostrado que el trabajo desde pblesp es posible y da muchas satisfaciones.
Ojalá lea esta entrada mucha gente y se anime a llevarlo al aula.

Saludos

mjfnvdc@gmail.com dijo...

Gracias, Nacho. Vuestra experiencia es una lección para todos nosotros y, sobre todo, para seguir en este camino difícil, pero muy reconfortante, del trabajo por proyectos, de seguir siendo un "loco" que intenta cambiar el mundo y enseñarles a los alumnos que hay vida más allá de los libros de texto, los apuntes y los agobios de las evaluaciones.

Carlos González Ruiz dijo...

Muchas gracias por el post. Es genial poder leer la práctica de los PBL más allá de la teoría. Coincido perfectamente en la importancia de autogestión en el proyecto por parte del alumnado. En el video que rula ahora por las redes del sistema educativo finlandés incidían mucho en esa cuestión también. Un abrazo

Nacho Gallardo dijo...

José Luis: es cierto, a menudo se da esa "química pedagógica" entre maestro y alumno, aunque también tengo ejemplos de lo contrario. Me hubiera gustado charlar contigo en #pblesp12. Queda pendiente.
Carmen: siempre ahí y siempre con una palabra amable. Gracias. Hay que seguir difundiendo (como tú haces)la eficacia real de metodologías distintas a las tradicionales.
Manuel Jesús: ¡Qué te voy a decir, tú estabas allí! Sé que te supuso también una inyección de moral y una satisfacción por el trabajo bien hecho. No vamos desencaminados.
Carlos: quise aprovechar la oportunidad y mostrar la "cara oculta" de lo que se ofrece en este tipo de jornadas, aportando el punto de vista de los alumnos. Debemos perder miedo a esas opiniones, pues nos enseñan aspectos insospechados de nuestro trabajo.
Un abrazo a los cuatro.

Toni Solano dijo...

No cabe duda de que ese camino que relatas es el verdadero camino de la educación en estos tiempos. Como bien dices, supone un esfuerzo titánico y lleno de azares y sortilegios, pero vale la pena poner empeño en ello porque los resultados son encomiables. Gracias por contarlo y por las menciones. Un saludo.

Nacho Gallardo dijo...

Claro que el esfuerzo vale la pena. Si estamos aquí es porque lo pensamos y seguimos creyendo que debe ser la educación pública (a pesar de los ataques recibidos) la que lidere por su calidad nuestro sistema educativo. Gracias por pasarte por aquí a confirmarlo.

Lourdes Domenech dijo...

Sabía del proyecto, te seguí algunas pista por Twitter, pero esta entrada me ha esclarecido aún más el alcance del proyecto.