miércoles, 17 de diciembre de 2014

Una vez más #poema27 (In Memoriam Rafael de Cózar)

Sé que esta convocatoria de Toni Solano (que se está convirtiendo en una cita ineludible del calendario bloguero) debe centrarse en los poemas de la Generación del 27. Pero en esta semana de incendios no puedo evitar dedicar gran parte de esta entrada a una persona que marcó profundamente mi juventud y mi forma de entender la poesía.

Rafadel de Cózar, Fito (Tetuán, 1951 - Bormujos, 2014) fue pintor, poeta y Catedrático de Literatura Española. Sólo pude aprender de él en una corta asignatura de doctorado (no recuerdo su título), pero su trato agradable, su socarronería gaditana y sus conocimientos de las formas "extrañas" que puede adoptar la poesía y la escritura dejaron en mí una impresión duradera. Su cercanía me permitió, incluso, atreverme a invitarlo a un instituto de la provincia, al que asistió de forma desinteresada a enseñarnos su poesía visual.

Hay tres aspectos de mis preferencias literarias que tienen mucho que ver con sus enseñanzas: la fascinación por las vanguardias artísticas, el gusto por la poesía de Carlos Edmundo de Ory y la curiosidad por los bestiarios medievales. Y creo también que esa visión atrevida de la literatura ha influido de forma importante en mi elección de las metodologías disruptivas en el aula.

Imaginar a Fito muriendo mientras intentaba evitar que ardiera su biblioteca (¿qué fuerza oculta quiso acabar, como le ocurrió a don Quijote, con los libros que le hicieron ser como era?), cambiando su vida por sus libros y sus escritos, perdiendo ante la acción irreparable del tiempo y fuego, puede parecer incompatible con la figura de aquel a quien identificábamos con la vanguardia cultural. Aunque, como él mismo decía, la vanguardia ha existido siempre y puede rastrearse a lo largo de toda la historia de la literatura y de los libros que atesoraba, muchos de ellos escritos por grandes amigos.

La Generación del 27  es también la generación de las vanguardias y de los amigos. Aunque la nómina más extendida se centra en aquellos poetas que coquetearon con la innovación literaria (sin emplearse a fondo, todo hay que decirlo), hay otra serie de autores y creadores a los que la crítica ha tildado exclusivamente de vanguardistas y se han caído, en consecuencia, del grupo de la llamada Edad de Plata. Si ha interesado incorporar en esta nómina a artistas de primera fila como Dalí o Buñuel (pero no a Maruja Mallo), no ha importado apartar a escritores como Juan Larrea o Guillermo de Torre, por haberse dedicado exclusivamente a la literatura vanguardista.

Celebremos, pues, este día con vanguardias. Primero, este poema de Juan Larrea:

El umbral de las calumnias

El surtidor de alma donde tu esperanza se abate es sólo una hipótesis falsa aunque bonita

Todos los jardines empiezan por sanarte
                                                                                    Te mueves
y la luz se enturbia
crees que evitas las zarzas y entonces es cuando tus cabellos se tornan transparentes

Comprendido por la distancia hermano de tu hermano tierra de tu tierra
el jardín te relame con motivo del jardín de tus poros

Tu frente desmigaja las tardes desde la cúspide de tus alabanzas

Hay ya algunos barquitos en tu saliva 

Por último, este de Guillermo de Torre:



2 comentarios:

Toni Solano dijo...

Gracias por hacerte eco -un año más- de la convocatoria y por mostrarnos ese lado desconocido, al menos para mí, de Rafael de Cózar.

Nacho Gallardo dijo...

Aunque este curso me ha cogido si cabe más liado que nunca, no podíamos faltar a la cita. Gracias a ti por la convocatoria.